Apto para mentes tan abiertas como las piernas de una prostituta en pleno trabajo... Lalalalalalala es la canción que todos llevamos dentro de la cabeza, el problema es que no todos saben cantar, porque para eso se necesita: libertad, arte, más instintos que cultura y más "más" que vulgo...(y punticos de suspensión para la pasión)

lunes, agosto 29, 2005

Alguito de Kundera


Este es un pedazito del libro de Milan Kundera, la insoportable levedad del ser, y me encantó porque es una reflexión del autor sobre la escritura y sobre todo el surgimiento de personajes... y me hizo pensar bastante, así que le escribí a una persona muy especial lo que pensé y se me ocurrio compartirlo con ustedes.


Y vuelvo a verlo tal como apareció ante mi no bien empezaba la novela. Está de pie junto a la ventana y mira, a través del patio, la pared del edificio de enfrente.
Esa es la imagen de la que nació. Como dije ya, los personajes no nacen como los seres humanos del cuerpo de su madre, sino de una situación, una frase, una metáfora en la que está depositada, como dentro de una nuez, una posibilidad humana fundamental que el autor cree que nadie ha descubierto aún o sobre la que nadie ha dicho aún nada esencial.
¿Acaso no es cierto que el autor no puede hablar más que de sí mismo?
Mirar con impotencia el patio y no saber qué hacer, oír el terco sonido de las propias tripas en el momento de la emoción amorosa; traicionar y no ser capaz de detenerse en el hermoso camino hacia la traición; levantar el puño entre el gentío de la Gran Marcha; hacer exibición de ingenio ante los micrófonos secretos de la policía; todas esas situaciones las he conocido y las he vivido yo mismo, sin embargo de ninguna de ella surgió un personaje como el que soy yo, con mi curriculum vitae. Los personajes de mi novela son mis propias posibilidades que no se realizaron. Por eso les quiero por igual a todos y todos me producen el mismo pánico: cada uno de ellos ha atravesado una frontera por cuyas proximidades no hice más que pasar. Es precisamente esa frontera (la frontera tras la cual termina mi yo), la que me atrae. Es más allá de ella donde empieza el secreto por el que se interroga la novela. Una novela no es una confesión del autor, sino una investigación sobre lo que es la vida humana dentro de la trampa en que se ha convertido el mundo. Pero basta. Volvamos a Tomás.


y ya vuelve la historia y ahora entro yo.
Eso fue lo que me mató, no sé, me chocó, creo que es porque vi algo, que ya había pensado escrito, o sea otra persona pensaba lo mismo, y no cualquier otra persona. Me dio medio miedo a que yo podría entonces de verdad llegar a la meta, sí ya veía como se dibujaba el dibujo, pero es solo un boceto, no sé si escribiré y mucho menos como ese gran hombre y su curriculom vitae y sus personajes. No sé si llegaré a entrar, a crear, a ser yo en otros yo sin ser yo. Pero sería lindo, muy lindo, logarlo. Por eso me encantó, me impactó, y vi la esencia de escribir: ese especie de orgasmo casi un miedo escenico y su climax cuando cruzas la barrera y actuas dando de ti pero sólo eres el personaje, y haces lo que debías hacer, lo que debiste, lo que nunca pudiste (por x razón) y lo haces como quisiste siempre o como crees que quisiste o como quieres ahora....
ya basta de blablabla
volvamos a no sé que...